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La Crisis Del Agua: El Desafío Económico Que Enfrenta El Sector Privado

Por Fernanda Marmorek, CFO de Agua Segura

La crisis del agua es una amenaza silenciosa pero devastadora para el sector privado a nivel global. La creciente escasez de este recurso afecta la producción, los costos operativos y la viabilidad de numerosas industrias. En particular, sectores como la manufactura, la agroindustria, la minería, la energía y la tecnología enfrentan desafíos significativos debido a la disminución del acceso a fuentes hídricas confiables.

Según el informe de WWF, en 2021 el agua dulce tuvo un valor económico estimado de 58 billones de dólares, lo que representa el 60% de la economía mundial. Sin embargo, este recurso ha sido históricamente infravalorado, lo que ha llevado a su uso excesivo y a la degradación de los ecosistemas hídricos. La sobreexplotación y la contaminación de fuentes de agua están generando impactos económicos adversos para el sector privado, aumentando la presión sobre los costos de producción y generando incertidumbre en las inversiones a largo plazo.

A nivel global, la crisis del agua representa una amenaza significativa para la economía. Se estima que para 2050, alrededor del 46% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial podría originarse en zonas con alto riesgo hídrico, un aumento significativo en comparación con el 10% actual. Además, en 2018, las pérdidas económicas relacionadas con problemas hídricos ascendieron a 38.500 millones de dólares, aunque el impacto real podría ser mayor debido a la falta de datos de muchas empresas. En 2024, las catástrofes relacionadas con el agua, como inundaciones y sequías, causaron pérdidas económicas superiores a 550.000 millones de dólares, además de la trágica pérdida de más de 8.700 vidas y el desplazamiento de 40 millones de personas.

Las regiones con mayor estrés hídrico incluyen África del Norte, donde el nivel de extracción de agua supera el 100% de los recursos renovables disponibles. En Europa, aproximadamente el 20% del territorio y el 30% de su población experimentan estrés hídrico cada año, con España y la cuenca mediterránea como las áreas más afectadas. En América Latina, países como México, Chile y Perú enfrentan serios desafíos hídricos debido a la sobreexplotación de acuíferos y el impacto del cambio climático en la disponibilidad de agua.

Cómo la crisis del agua presiona los costos y el empleo

La crisis del agua genera presión sobre los costos y el empleo principalmente por tres razones clave:

1. Aumento en los costos operativos

El agua es un insumo esencial para muchas industrias. Cuando hay escasez o restricciones en el acceso a fuentes hídricas, las empresas deben buscar alternativas más costosas, como:

  • Compra de agua de fuentes privadas
  • Infraestructura para captación y tratamiento
  • Multas y regulaciones ambientales

Ejemplo: En la industria de bebidas y alimentos, la reducción del acceso a agua obliga a las empresas a pagar más por el recurso, lo que incrementa el costo de producción y, en consecuencia, los precios finales al consumidor.

2. Disrupción en la producción y la cadena de suministro

Cuando una empresa no puede acceder a suficiente agua, la producción se reduce o incluso se detiene temporalmente. Esto puede ocurrir por:

  • Escasez de materia prima
  • Interrupción en la manufactura
  • Dependencia de proveedores afectados

Ejemplo: En Argentina, la sequía ha reducido el rendimiento de cultivos clave como la soja y el trigo, impactando no solo a los agricultores, sino también a la exportación y las empresas que dependen de estos productos.

3. Reducción de empleo y efectos en la economía

Cuando la producción disminuye, las empresas enfrentan pérdidas económicas, lo que puede llevar a despidos o reducción de jornadas laborales. Los sectores más afectados incluyen:

  • Agricultura
  • Industria y manufactura
  • Servicios y comercio

Ejemplo: En Lima, un estudio estimó que una reducción del 30% en la disponibilidad de agua podría provocar la pérdida de más de 35.000 empleos debido a la contracción de la producción.

Innovaciones tecnológicas y restauración de suelos y ecosistemas para enfrentar la crisis hídrica

Ante la creciente escasez de agua, el sector privado está adoptando diversas innovaciones tecnológicas para mitigar el impacto y mejorar la eficiencia en el uso del recurso. Estas soluciones buscan no solo garantizar la sostenibilidad del suministro de agua, sino también reducir costos operativos y optimizar procesos productivos en industrias clave.

En el sector agrícola, la aplicación de inteligencia artificial (IA) y sensores avanzados en sistemas de riego ha demostrado ser altamente eficiente. Estos sistemas analizan en tiempo real la humedad del suelo y las condiciones climáticas, permitiendo ajustar el uso del agua de manera precisa y reducir desperdicios.

Otra innovación clave es el uso de captadores de agua atmosférica, que extraen humedad del aire y la convierten en agua potable. Startups en América Latina y África están desarrollando estas tecnologías para abastecer comunidades y empresas en zonas de alto estrés hídrico.

Además, la recuperación y reciclaje de aguas residuales se ha convertido en una práctica fundamental para industrias como la textil, la manufactura y la minería. Empresas líderes en estos sectores están invirtiendo en plantas de tratamiento que permiten reutilizar el agua en sus procesos productivos.

Además de la implementación de tecnologías avanzadas, el sector privado también está impulsando estrategias de restauración de suelos y ecosistemas como una solución complementaria para enfrentar la crisis hídrica. Empresas agrícolas y forestales están adoptando prácticas de regeneración del suelo, como la reforestación y el uso de cultivos de cobertura, para mejorar la capacidad de retención de agua y reducir la erosión.

La restauración de humedales y cuencas hidrográficas también está cobrando relevancia. Diversas industrias han comenzado a invertir en la protección y rehabilitación de ecosistemas acuáticos, reconociendo su papel fundamental en la regulación del ciclo del agua.

Las empresas que incorporan estas estrategias no solo mejoran su sostenibilidad ambiental, sino que también reducen costos operativos al asegurar un acceso más estable al recurso hídrico.

Por lo tanto, para mitigar los efectos de la crisis del agua, es fundamental que las empresas adopten estrategias sostenibles, como la optimización del uso del agua, la diversificación de fuentes hídricas y la colaboración con el sector público. La inversión en infraestructura hídrica y el desarrollo de tecnologías innovadoras serán claves para garantizar la estabilidad económica y la continuidad operativa en un contexto de creciente escasez del recurso.

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La apuesta personal y la apuesta en el agua

Por Catalina Deluchi, VP y Business Development Director de Agua Segura

Durante gran parte de mi vida profesional estuve vinculada al mundo corporativo y del marketing. Allí aprendí la importancia de la estrategia, la innovación, la eficiencia y el valor de la marca. Sin embargo, con el paso del tiempo empecé a sentir que algo faltaba: necesitaba que mi trabajo también dejara una huella positiva en la sociedad y en el planeta..

Ese proceso personal me llevó a mirar de cerca los grandes desafíos de nuestro tiempo, y uno de ellos me atravesó profundamente: la crisis del aguaEl agua no es solo un recurso natural: es la base de la vida, de la salud, de la producción de alimentos, de la energía y de las comunidades. Y, sin embargo, estamos enfrentando un escenario alarmante: para 2030, la demanda de agua podría superar en un 40% la disponibilidad. Esta proyección pone en jaque la seguridad hídrica y requiere de soluciones urgentes.

En el año 2019 comenzó mi paso por Agua Segura, una empresa de triple impacto que diseña e implementa proyectos vinculados al acceso a agua y al saneamiento en comunidades vulnerables. En 2022, decidí dar un paso más: convertirme en socia. Esta decisión marcó un antes y un después, no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Porque invertir en agua no es filantropía: es una apuesta al futuro Es entender que la competitividad de los negocios, la estabilidad de las economías y el bienestar de las comunidades dependen, en gran medida, de cómo gestionemos este recurso vital.

Las empresas del futuro deberán tener incorporada la sustentabilidad en su ADN, y el agua será un eje transversal. Sin agua, no hay salud, ni desarrollo, ni innovación posible. La conservación del agua y el impulso de estrategias de gestión sostenible del recurso hídrico son hoy una necesidad urgente que involucra tanto al sector público como al privado. De hecho, muchos proyectos comunitarios de agua—incluidos aquellos vinculados a WASH (agua, saneamiento e higiene)— demuestran que es posible generar impacto positivo cuando se trabaja de forma articulada.

Para mí, esta decisión es también profundamente personal. Es elegir alinear mis valores con mis acciones. Es confiar en que desde el lugar que nos toca —ya sea como individuos, como empresas o como sociedad— podemos hacer una diferencia. Es también, como muchas mujeres que hoy lideramos proyectos de impacto, apostar por una visión más integradora, colaborativa y transformadora.

Uno de los aprendizajes más poderosos de estos años ha sido comprender que ningún proyecto puede tener impacto real si no se construye desde el territorio, junto a quienes viven allí. En Agua Segura lo tenemos claro: trabajamos de la mano de aliados locales, comunidades y gobiernos para identificar oportunidades, diseñar soluciones adaptadas y asegurar que el impacto sea duradero. Esta es la clave para lograr que los proyectos no sean meramente intervenciones, sino transformaciones reales en el acceso al agua y el saneamiento.

También aprendí que los desafíos no se enfrentan con recetas prefabricadas, sino con escucha activa, empatía y co-creación. La respuesta a la escasez de aguala contaminación de fuentes y la falta de infraestructura requiere enfoques múltiples: desde la restauración de ecosistemas acuáticos y la recarga de acuíferoshasta el uso de tecnologías sostenibles y el fortalecimiento de capacidades locales.

En este camino, no todo ha sido fácil. Emprender y liderar en el mundo del agua implica atravesar barreras estructurales, resistencias culturales y, muchas veces, la falta de datos e información confiable. Pero también implica formar parte de una red cada vez más sólida de personas, empresas y organizaciones comprometidas con el cambio.

Hoy me enorgullece ser parte de Agua Segura y sumar mi experiencia a una misión que comparto plenamente: construir soluciones locales y sostenibles frente a una de las crisis más urgentes de nuestro tiempo. Y lo hago con la certeza de que cada esfuerzo, cada alianza y cada proyecto que implementamos es una semilla que crece. Una semilla que lleva consigo no solo agua, sino también salud, dignidad, igualdad y oportunidades.

La apuesta en el agua es, en definitiva, una apuesta por la vida.

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10 años de Agua Segura: aprendizajes, desafíos y futuro del agua

Por Manuel Saurí, CEO de Agua Segura

Fueron 10 años muy intensos, con grandes experiencias emprendedoras, empresariales y personales. Una década tremenda, llena de aprendizajesdesafíos, logros y también de errores que nos enseñaron. Y una de las cosas más lindas fue elegir emprender en agua, un camino que nos obligó a estar siempre presentes, a enfocarnos en lo esencial, a trabajar con ciencia, sin abandonar el arte ni la sensibilidad de vincularse con lo humano.

El agua no es solo un elemento: es territorio, cultura, salud y oportunidadEn estos diez años entendimos que cuidar el agua es cuidar la vida en todas sus formas. Aprendimos que cada cuenca, cada pozo, cada comunidad es un universo propio, con sus voces, sus historias y sus desafíos. Y comprendimos que no se puede transformar nada a distancia: hay que estar en el territorio, escuchar, aprender, respetar y co-crear soluciones con quienes lo habitan.

Un recorrido desde la convicción y la ciencia

En Agua Segura, la ciencia nos dio método: medir, entender, demostrar.Trabajar por la seguridad hídrica exige entender los ciclos del agua, medir la calidad, diagnosticar las condiciones del suelo y del entorno, y planificar desde el conocimiento. Diseñar soluciones a la crisis del agua requiere datos, pero también empatía y humildad..

La tecnología nos dio velocidad y escala. Gracias a herramientas de filtración, monitoreo remoto, sensores de humedad y sistemas de ultrafiltración, logramos llegar a más territorios, de forma más eficiente. Pero también aprendimos que ninguna innovación sirve si no se adapta a la realidad local. Por eso, cada solución implementada fue pensada con y para la comunidad..

La educación como puente

Más allá de la técnica, uno de los grandes pilares de estos años fue la educaciónLos talleres comunitarios, las actividades en escuelas y las campañas de concientización nos ayudaron a construir confianza, a fortalecer la participación local y a fomentar hábitos de higiene y cuidado del agua. El enfoque WASH (agua, saneamiento e higiene) fue una guía clave.

A lo largo de los años, también incorporamos el arte como una herramienta de sensibilización.A través de murales, canciones, juegos y narrativas, logramos conectar con las personas desde un lugar emocional, generando apropiación y sentido de pertenencia en torno al agua como derecho y recurso esencial.

El agua como desafío y motor de transformación

Emprender en agua no es fácil. Es elegir trabajar con culturas muy arraigadas y con urgencias muy crudas. Es atravesar situaciones de gran tristeza, pero también ser testigos de soluciones que transforman vidas. Es apostar a procesos largos, complejos, que requieren paciencia, colaboración y mucha convicción.

Durante esta década enfrentamos contextos de estrés hídrico extremo,territorios con contaminación severa, comunidades sin acceso al aguay escenarios de crisis climática.En todos esos lugares confirmamos que el trabajo conjunto con aliados locales es la base de cualquier proyecto exitoso.La colaboración entre sector público, privado, fundaciones y ciudadanía es esencial para sostener las soluciones en el tiempo.

10 años de impacto colectivo

Hoy, al cumplir diez años, no celebramos solo proyectos o hitos alcanzados, sino un aprendizaje colectivo: que el agua es motor de desarrollo, que el territorio tiene un valor inmenso y que la colaboración es la única vía posible para enfrentar los desafíos. A lo largo de estos años implementamos proyectos de acceso al agua y saneamiento, restauración de humedales, reforestación de cuencas, monitoreo de calidad de agua, mejoras en eficiencia de riego, y más.

Trabajamos con más de 1.000 comunidades, beneficiamos a cientos de miles de personas, formamos a líderes locales y sumamos a jóvenes comprometidos con el desarrollo sostenible. En cada experiencia, reafirmamos que el cambio real ocurre cuando las soluciones surgen desde el territorio,respetando las voces locales y potenciando su conocimiento.

Mirar hacia adelante: lo que viene

El camino que viene es igual de desafiante, pero también más claro. Queremos seguir midiendo, innovando con propósito y, sobre todo, estando: en los territorios, con las comunidades, con los partners, con las nuevas generaciones.

Sabemos que la crisis del agua es una de las mayores amenazas globales. La escasez, la contaminación, el acceso desigual, la pérdida de fuentes naturales y el deterioro de ecosistemas acuáticos requieren respuestas urgentes. Por eso, en Agua Segura apostamos a soluciones basadas en la naturaleza a la restauración de ecosistemas acuáticos y a proyectos de recarga de acuíferos como ejes centrales de nuestra agenda.

Además, impulsamos alianzas con empresas para promover la responsabilidad corporativa del agua.El sector privado tiene un rol clave en la gestión sostenible del agua y puede ser parte activa del cambio. Lo mismo aplica al rol de los gobiernos y a la necesidad de políticas públicas que prioricen la seguridad hídrica como pilar de desarrollo humano

Conclusión: diez años por la vida

Estos diez años nos confirman algo: que el agua es historia, presente y futuro. Y que trabajar por ella es, en definitiva, trabajar por la vida. La conservación del agua es tarea de todos y todas. Cada pozo, cada cuenca restaurada, cada filtro instalado, cada taller realizado es una pequeña gran contribución a un mundo más justo y sostenible.

Gracias a todas las personas, comunidades, aliados, donantes y equipos que hicieron posible este recorrido. Vamos por mucho más: con ciencia, con arte, con datos, con corazón. Porque el agua lo merece. Y porque el futuro que soñamos se construye gota a gota, comunidad a comunidad, proyecto a proyecto.

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Trabajar en red: aliados locales para un impacto duradero

Por el equipo de Agua Segura

En Agua Segura estamos convencidos de que ningún proyecto puede tener impacto real y sostenible si no se construye junto a quienes conocen y habitan el territorio. La colaboración con actores locales no solo es una estrategia efectiva, sino un principio ético que guía nuestra forma de trabajo. En territorios marcados por la escasez de recursos y la vulnerabilidad social, entender el contexto y las dinámicas comunitarias es tan importante como la tecnología o la infraestructura que se implementa.

La importancia del territorio y sus voces

Los desafíos vinculados a la seguridad hídrica son complejos y requieren soluciones adaptadas a cada realidad. Por eso, trabajar con aliados locales es una parte fundamental de nuestra forma de hacer las cosas. Nos apoyamos en organizaciones, fundaciones, cooperativas y gobiernos locales que entienden la realidad del lugar y aportan una mirada clave para que las soluciones realmente funcionen.

Ellos son quienes nos ayudan a identificar oportunidades, quienes conocen las comunidades con las que trabajaremos, y con quienes diseñamos en conjunto estrategias adaptadas a cada contexto. Y, sobre todo, ellos son quienes hacen posible que el impacto permanezca en el tiempo.

Adaptar las soluciones a la realidad local

La gestión sostenible del agua exige una planificación que contemple no solo los aspectos técnicos, sino también los sociales, culturales y ambientales. Por ejemplo, instalar un sistema de recolección de agua de lluvia o mejorar el saneamiento sin comprender las costumbres de la comunidad puede generar rechazo o falta de apropiación. Por eso, antes de definir cualquier intervención, realizamos un diagnóstico participativo con los actores clave del lugar.

Escuchar a quienes habitan el territorio es el primer paso para una intervención exitosa. Muchas veces, los desafíos del agua se vinculan también con el manejo de cuencas hidrográficas, la conservación del agua en usos agrícolas o domésticos, o con problemas de acceso y calidad. Cada territorio presenta un abanico diferente de soluciones posibles, y sólo a través del trabajo colaborativo podemos elegir las adecuadas.

El rol de las organizaciones de base

Las fundaciones, asociaciones civiles, cooperativas y otras organizaciones comunitarias tienen un rol protagónico. En muchas ocasiones, son ellas quienes ya vienen desarrollando proyectos vinculados al agua, la salud, la educación o la producción local. Trabajar junto a ellas nos permite complementar saberes, fortalecer capacidades locales y garantizar que las acciones no se diluyan con el tiempo.

Estas organizaciones son también un puente fundamental con las comunidades. Facilitan la comunicación, ayudan a generar confianza y actúan como catalizadores del cambio. Además, suelen tener mayor flexibilidad para adaptarse a los ritmos locales y a las particularidades de cada zona. Son, en definitiva, guardianes del proceso y aliados estratégicos en la implementación y el seguimiento.

Desafíos compartidos, soluciones conjuntas

Porque cuando un proyecto enfrenta desafíos —y siempre los hay—, es justamente el trabajo conjunto lo que permite encontrar respuestas. La confianza mutua, el diálogo constante y la voluntad compartida de transformar nos permiten adaptarnos, destrabar obstáculos y seguir adelante. A lo largo de nuestra experiencia, hemos aprendido que los vínculos son tan importantes como los resultados.

En contextos donde el acceso al agua y saneamiento sigue siendo una deuda histórica, necesitamos impulsar proyectos comunitarios de agua con enfoque participativo. Estos proyectos no solo mejoran la infraestructura y la calidad del agua, sino que promueven la corresponsabilidad y el empoderamiento de las personas. La solución a la crisis del agua no puede ser impuesta; debe ser construida.

La sostenibilidad comienza con la apropiación local

La permanencia de los resultados depende de la apropiación por parte de la comunidad. Esto incluye tanto el mantenimiento de las tecnologías como la continuidad de las prácticas de higiene y cuidado del agua. Cuando las personas se sienten parte del proceso, cuando entienden cómo funciona una solución y por qué es importante, es más probable que la sostengan en el tiempo.

Además, promovemos talleres de capacitación en enfoque WASH (agua, saneamiento e higiene), en los que abordamos tanto cuestiones técnicas como culturales. Las soluciones basadas en la naturaleza para el agua también son un eje fundamental en nuestras intervenciones, integrando la restauración de ecosistemas acuáticos, la recarga de acuíferos y el reabastecimiento de agua como estrategias clave.

Construir redes que trascienden proyectos

Sabemos que los proyectos que realmente transforman no se hacen solos. Se construyen en red, y es este trabajo conjunto lo que logra un cambio significativo y que va de la mano con nuestro propósito: el agua como derecho, como recurso, como oportunidad. Desde Agua Segura fomentamos alianzas público-privadas, vínculos con gobiernos locales, universidades, sector privado y organizaciones internacionales que trabajan por la seguridad hídrica.

La responsabilidad corporativa del agua también encuentra su lugar en este enfoque colaborativo. Las empresas pueden ser aliadas estratégicas en la implementación de soluciones sostenibles, aportando recursos, conocimiento técnico o fortaleciendo cadenas de valor comprometidas con el desarrollo local.

Un compromiso que se construye día a día

En definitiva, nuestra experiencia demuestra que para lograr un impacto sostenible no basta con tener una buena solución técnica. Es necesario construir relaciones, respetar los tiempos del territorio, aprender a trabajar con otros y confiar en la sabiduría colectiva. Así, cada nuevo proyecto se convierte en una oportunidad para crecer juntos y asegurar que el derecho al agua sea una realidad para todos y todas.

Trabajar con aliados locales no es solo una metodología: es una filosofía. Una forma de habitar los territorios con respeto, humildad y compromiso. Es también una manera de enfrentar la crisis del agua desde lo colectivo, reconociendo que cada persona, cada organización y cada comunidad tiene algo valioso que aportar en la construcción de un futuro más justo, resiliente y sostenible.

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Trabajar en red: aliados locales para un impacto duradero