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“La voz de nuestras comunidades”

Dvigi: Tecnología de ultrafiltración para un futuro más saludable y sostenible

Gisella Djenderedjian – Gerente General de Dvigi.

En un mundo donde el acceso al agua potable sigue siendo un desafío, Dvigi lidera el cambio con sus purificadores de ultrafiltración, diseñados para mejorar la calidad de vida y promover la sostenibilidad. Estos equipos innovadores son capaces de eliminar bacterias, virus y otras impurezas del agua no tratada, como la proveniente de pozos, garantizando una fuente segura y limpia.

Los purificadores de Dvigi combinan tecnología de ultrafiltración con filtros de carbón activo, que mejoran el sabor y el olor del agua, y filtros de sedimento que reducen la turbidez. Esta combinación asegura una pureza superior, sin perder los minerales esenciales. “Queremos ser parte de la solución al problema global del agua, ofreciendo tecnología que impacte positivamente la salud y el bienestar de las personas”, menciona Gisella Djenderedjian, Gerente General de Dvigi.

Con un fuerte enfoque en la sostenibilidad, Dvigi no solo busca proporcionar agua más pura, sino también reducir el impacto ambiental a través de soluciones eficientes y duraderas. En las comunas más vulnerables, donde el acceso a agua potable es limitado, estos purificadores están marcando una diferencia tangible. “Nuestro compromiso es mejorar la calidad de vida en las regiones que más lo necesitan, utilizando tecnología sostenible que transforme el acceso al agua”, afirma Djenderedjian.

Dvigi continúa expandiendo su misión de transformar vidas a través del agua limpia, manteniendo la sostenibilidad como uno de sus pilares clave para un impacto positivo en el mundo.

Hacer visible lo invisible

Manuel Sauri - Director ejecutivo de Agua Segura

Cuando pensamos en la importancia del agua para nuestra vida y desarrollo, seguramente imaginemos los ríos, mares y lagos que nos alimentan, dan energía y recreación. Si vamos un poco más allá, tal vez reflexionemos sobre la importancia de los humedales y ecosistemas que trabajan mitigando los efectos del cambio climático, aportando toda su biodiversidad y riqueza.. Pero hay un lugar en el que se concentra prácticamente la totalidad del agua dulce líquida del planeta: debajo de la tierra. Las aguas subterráneas tienen una enorme trascendencia para la sociedad humana y su protección y gestión sostenible representan la base fundamental de cualquier estrategia de desarrollo. 

Acceder al agua segura es un derecho básico de las personas. Tan solo debemos recordar “el ciclo del agua” que aprendimos en la escuela para comprender y asimilar que lo que hacemos sobre la superficie repercute directamente en lo que sucede bajo ella. Si el proceso de circulación del agua no se produce adecuadamente, los ecosistemas terrestres no se sustentan, y esa la variación climática e interfiere en el nivel de los ríos, lagos, mares y océanos. En este proceso, las aguas subterráneas representan la base del suministro de agua potable, los sistemas de saneamiento, la agricultura, la industria y los ecosistemas. Si por ejemplo se agotan por el exceso de bombeo para regadío, o se contaminan con agrotóxicos o sustancias peligrosas para la salud, se genera un enorme daño en la disponibilidad de un bien público esencial para la vida humana. Además, se encadena una serie de dificultades vinculadas al deterioro de los suelos productivos y a la riqueza que generan día a día. La agricultura es el mayor consumidor de recursos de agua dulce del mundo y la alimentación de la gran familia humana que no deja de crecer, depende muy especialmente de este recurso y del bienestar de la tierra que sembramos, regamos y cosechamos. 

Según la ONU para alimentar a una población mundial que en el 2050 alcanzaría los 9000 millones de personas, la producción de alimentos deberá aumentar en un 60% y, al día de hoy, el 40 % de toda el agua utilizada para el riego proviene de acuíferos. Es por eso que para evitar el agotamiento de las aguas subterráneas deben adoptarse políticas sostenibles que puedan aportar información sobre su ubicación, disponibilidad y estado; que se orienten a la eficiencia en la gestión del recurso; que protejan su calidad para no deteriorar su diversa funcionalidad aportando valor al desarrollo humano y productivo de cualquier comunidad. Las aguas subterráneas no conocen fronteras y una mirada global, colaborativa y de largo plazo es necesaria para hacer frente a los desafíos que se presentan.

El otro aspecto fundamental es el de la importancia que tienen los ecosistemas en la conformación de entornos seguros para la vida en el planeta. Las aguas subterráneas protegen nuestras costas de la intrusión de agua de mar y tienen un rol destacado en la mitigación del cambio climático protegiendo ecosistemas como humedales y ríos. Además la crisis del agua ha exacerbado la aridez de algunas regiones que hoy dependen casi exclusivamente del agua subterránea para su subsistencia. 

Estamos hablando entonces de un tesoro escondido que existe bajo nuestros pies y que debemos cuidar, monitorear y gestionar con muchísima responsabilidad. Hacer visible lo invisible, el valor infinito de nuestras aguas subterráneas.

Soluciones verdes para un mundo mejor

Manuel Sauri - Director ejecutivo de Agua Segura

Si miramos un mapamundi, parece que el agua “sobra”. Es que en la proporción tierra-agua se juega una falsa idea de que en este planeta azul que habitamos, nunca tendremos que preocuparnos por su escasez. Sin embargo, de los 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua que tiene la Tierra, un 2,5% del volumen total es agua dulce y solo se puede acceder fácilmente a un 0,3% de ella para consumo humano porque el resto está congelado o son aguas subterráneas. En términos sociales, estas cifras se relacionan con un desigual acceso al recurso que en muchos casos se convierte en privilegio, lo que debería garantizarse como derecho y bien público.

La crisis del agua afecta especialmente a comunidades vulnerables y a sus infancias, que sufren enfermedades vinculadas a la falta de agua segura causando casi 1000 muertes por día de niños y niñas. Con los fenómenos asociados al cambio climático, la mayor variabilidad del agua y los ecosistemas estresados, necesitamos nuevos enfoques para el desarrollo y una planificación que nos permita construir sociedades más resilientes y conscientes.

Es por eso que la economía circular y las soluciones basadas en la naturaleza, representan una clave de época estratégica con la que debemos pensar nuestra tarea cotidiana en cada uno de nuestros espacios. En la crisis del agua, la interconexión que tenemos todos los actores del sistema es evidente y eso nos hace co-responsables en la gestión de este bien público, escaso y fundamental para la vida en el planeta. Si bien estamos ante un fenómeno global que tiene a 400 millones de personas con escasez de agua en el mundo, nuestro país tiene sus propios desafíos. En Argentina, por ejemplo, consumimos casi 500 litros por persona por día, mientras que en otros países no llegan a 150 o 200 litros.

Pero en la tarea urgente de cuidar el planeta, ya no solo se trata de preservar, mitigar o regular, también se requieren respuestas transformadoras. En esta dirección se encuentran las soluciones basadas en la naturaleza, también conocidas como soluciones verdes. Se trata básicamente de invertir en proyectos que acompañen la transición hacia una economía del bienestar global, promoviendo alianzas que dejen siempre huellas positivas en las comunidades. Transformar la perspectiva de crecimiento en donde el valor del impacto positivo para el mundo y las personas, sea el corazón de cualquier iniciativa.

En relación a la crisis del agua, por ejemplo, se pueden reducir las pérdidas por escurrimiento, mejorando las condiciones y la funcionalidad de las cuencas,  e impulsar alianzas público-privadas que para implementar proyectos de acceso a agua, saneamiento e higiene (WASH) y medioambientales a través del restauramiento de suelos, protección de vertientes, obras para almacenamiento a través de cosechadoras de agua de lluvia. Estas soluciones “verdes”, transforman profundamente la lógica del negocio, generando un impacto positivo tanto en las comunidades, como en sus propias cadenas de valor.

Tenemos el desafío generacional de transitar hacia un mundo en el que el agua, al igual que otros recursos, no sea un privilegio sino un derecho. Para ello es indispensable informarnos e involucrarnos para poner en marcha nuevos proyectos que protejan el planeta y construyan un mundo mejor todos los días.

Es hora de restaurar nuestra casa

Manuel Sauri – Director ejecutivo de Agua Segura

Los ecosistemas sustentan todas las formas de vida en el planeta, constituyendo entornos perfectos en los que conviven equilibradamente especies de todo tipo, incluida la nuestra. Del bienestar de estos ecosistemas depende la salud de toda la Tierra y de sus habitantes. Es por eso que la crisis del agua, el calentamiento global, la deforestación masiva, la intoxicación de nuestros suelos, constituyen preocupaciones de primer orden para quienes promovemos incansablemente la necesidad de una transición global hacia un modo de vida sostenible en todas sus formas. 

En muchos países, las prácticas que deterioran los ecosistemas de los que formamos parte son considerados delitos ambientales porque atentan contra la calidad de la vida en ese rincón del planeta, incidiendo inevitablemente en todo el mundo. Las acciones de hoy, determinan el futuro cercano de muchísimas personas que conviven día a día con las consecuencias de esta crisis climática. Proteger y restaurar estos entornos de los que formamos parte (y los que no), es esencial para garantizar nuestra propia calidad de vida en un mundo sano y evitar la propagación de enfermedades, desastres climáticos y desigualdades crecientes por la falta de acceso a bienes públicos.

Para visualizar el impacto, según las Naciones Unidas todos los años se deforestan 10 millones de hectáreas de bosques, una extensión similar a la de Islandia. De esta manera se pierde su biodiversidad afectando no sólo a las especies que allí habitan, sino a las economías locales que sufren las consecuencias del cambio del suelo, sus inundaciones, el incremento de temperatura, entre tantas otras cuestiones. Las aguas subterráneas absorben los agrotóxicos de esas tierras que muchas veces se utilizan para la producción agropecuaria intensiva e irresponsable, y de esta manera se contamina y extingue poco a poco un recurso vital para el desarrollo de cualquier persona y su comunidad. 

Sin embargo, así como estamos todos afectados por la misma crisis climática, también estamos llamados a implementar soluciones que nos permitan transicionar hacia una economía más sostenible y en armonía con la naturaleza. Todos somos parte de la solución. Desde Agua Segura, llevamos adelante diversos proyectos que buscan ofrecer soluciones concretas a la crisis del agua. Sabemos que a este tipo de problemática global, le caben múltiples soluciones locales que impactan positivamente en los ecosistemas provocando un círculo virtuoso de crecimiento. Nos sentimos parte de una generación emprendedora consciente de su potencial transformador y construimos alianzas que busquen aportar a una estrategia sostenible para todos.

Los desafíos que tenemos por delante nos convoca, a todos y todas como sociedad, a diseñar más y mejores proyectos para proteger y restaurar nuestro planeta. El trabajo en alianza entre el sector público, el privado y la sociedad civil es fundamental. 

Esta Tierra es nuestra casa y, como señala la consigna de los movimientos ambientales: no hay Planeta B. Cuidemos, activemos y restauremos hoy, el mundo en el que soñamos vivir el resto de nuestra vida. 

Aliados:  trabajo de impacto socioambiental

Catalina Deluchi - Vicepresidente de desarrollo de negocios globales.

La transición socioecológica, representa un gran desafío para todos los sectores de la economía que buscan acompañar los cambios de época hacia modos de desarrollo más sostenibles. 

Si bien es cierto que hemos llegado a grandes acuerdos sobre la necesidad de implementar modelos de negocios que puedan mitigar y hasta revertir los daños producidos en el ambiente y las personas, a muchas empresas aún les cuesta encontrar soluciones que efectivamente impacten en este sentido. 

Es por eso que en la ejecución de cualquier proyecto es imprescindible comprender el aporte diferencial que pueden hacer las empresas y proyectos especializados en la materia. Diseñar un trabajo de impacto socioambiental, junto a un partner que proporcione experiencia y soporte a la empresa, representa una decisión estratégica para adecuar las respuestas adecuadas a los problemas planteados.

En Agua Segura, hemos acompañado a grandes corporaciones que acuden a nuestra empresa por el conocimiento específico en el desarrollo de programas a medida de las necesidades de las empresas y, especialmente, de las comunidades de las que forman parte. En esta articulación nos sentimos “compañeros de viaje”, ya que la promoción de soluciones que impactan positivamente en el planeta, se encuentra en el corazón de nuestro proyecto.

Estas alianzas estratégicas tienen un espíritu de cooperación y crecimiento mutuo y forman parte de una nueva generación emprendedora que cree en la necesidad de construir una nueva mirada sobre nuestros modos de producción. Poco a poco se visibilizan los beneficios de posicionar a las empresas como líderes en su comunidad, al mismo tiempo en que se ahorran costos y se aumentan las ventajas competitivas. 

La crisis del agua representa un desafío de primer orden para muchas compañías que buscan trabajar sobre su huella hídrica y en todos los casos tienen plena conciencia de la urgencia que representa esta problemática. Ya no es necesario explicarle a una multinacional, que los abordajes que contemplen el impacto social y ambiental en toda la cadena productiva son imprescindibles para el crecimiento del propio negocio.

Es por eso que el valor agregado no es solo en materia reputacional, sino también en el beneficio colectivo que representa la continuidad de un proyecto que puede sostener un horizonte de desarrollo de largo plazo en una comunidad. En este camino de responsabilidad social y acción transformadora, los acompañamos como partners, aportando toda nuestra experiencia y conocimiento sobre la temática.

La cooperación y las alianzas estratégicas con empresas expertas en desafíos que den respuesta a la crisis socio ambiental en la que habitamos, permiten co-crear un modelo económicamente sostenible para el mundo de hoy y el que viene.

Subir a las empresas al tren de la economía circular

Manuel Sauri - Director ejecutivo de Agua Segura

En Agua Segura desarrollamos, gestionamos e implementamos proyectos de mitigación de huella hídrica en todo el continente. Conocimos decenas de nuevas comunidades y pusimos en marcha soluciones basadas en la naturaleza y proyectos de acceso a agua, saneamiento e higiene (WASH), que impactaron positivamente en miles de familias de la región.

Para nuestro equipo, el derecho al agua segura es el motor que nos empuja a seguir ampliando horizontes y encontrando respuestas para una problemática que no conoce de fronteras. La crisis de suministro de agua es un factor que atraviesa la vida de prácticamente todo el planeta y se ha identificado como el cuarto mayor riesgo para la sociedad durante la próxima década. La seguridad alimentaria, el acceso a la salud, la contaminación de suelos y aguas subterráneas y la destrucción de ecosistemas productivos, son apenas algunas de las alertas que están encendidas desde que miramos al mundo con los lentes de la “crisis climática”.

Por eso, desde Agua Segura insistimos en cambiar la lógica a la hora de pensar cómo abordar los desafíos para un modelo de desarrollo que ponga el acento en la oportunidad transformadora que representa invertir en soluciones verdes. No hay por qué esperar a que los cambios sucedan en otro lado, en otro momento y con grandes instituciones. Toda empresa que invierta en Agua puede generar un impacto positivo en su modelo de negocio aumentando la productividad, reduciendo riesgos comerciales, desarrollando cadenas de suministros seguras, fortaleciendo la licencia social para operar y su reputación.

Ese es el corazón de nuestra empresa: subir a las compañías del mundo al tren de la economía del agua, asesorando, acompañando y adaptando programas de impacto, para dar respuesta a los desafíos particularismos que cada una tenga que enfrentar. En este encuentro radica la potencia de nuestro proyecto, la promoción de alianzas estratégicas que prefiguren la sociedad en la que queremos vivir. Un mundo en el que todos nos sintamos responsables por el agua y su uso. Solo así, será un derecho accesible para todos, y  las comunidades podrán desarrollarse plenamente en ecosistemas seguros y el sector privado será motor de transformación sustentable y punta de lanza en el cuidado ambiental.

Esta cooperación ya está en marcha. El vínculo entre las corporaciones y las empresas expertas en desafíos que dan respuesta a la crisis socio ambiental en la que habitamos, es cada vez más estrecho y próspero. Existen múltiples proyectos que se suman a esta nueva manera de comprender la economía, en el que no hay negocio, si no es sostenible. 

Esta orientación general que tiene nuestro trabajo, sostienen nuestra misión estratégica por la que trabajamos día a día, ofreciendo soluciones locales a problemas globales y creemos que marcan el camino seguro para re inventar el mundo en el que queremos vivir.